Mismo principio, distinto final.

Yo no prometo un amor eterno, no quiero un siempre, si no es verdadero, y si puedes querer a una persona hasta que llegue a doler, pero en la etapa de la adolescencia no se puede hablar de el amor de tu vida. Puedes hablar de tu primer amor, de ese de el que hablaras y te sentirás orgullosa de que estará en ese momento en tu vida.
Todo tiene su momento en la vida, y la adolescencia, esa etapa en la que te tienes que ir construyendo tu futuro con pequeños detalles, puede que tropieces y metas la mata millones de veces, pero de una mala experiencia se sacan cincuenta buenas. La adolescencia es esa etapa en la que el centro de tu vida es el amor, luchas por ser feliz junto a alguien, por tener a esa persona que te haga sentir como nadie puede hacerlo, esa persona a la que le dices que la odias, pero ese odio significa mas que un "te amo"
La adolescencia, te dice quien eres y con quien quieres pasar el resto de tu vida.

Tu y yo no somos distintos.

Hasta hace casi cinco meses, no creía en el destino, no creía en que el amor llega cuando menos te lo esperas, no esperaba llegar a conseguir nunca lo que tengo a día de hoy.
Ha día de hoy creo en la suerte, en el destino, y que cuando menos te lo esperas llega esa persona que te hace feliz.
Lo increíble de todo es que lo de que del amor al odio hay un paso no es un mito, es una verdad, y yo la he vivido en mis propias carnes. Y la verdad es que es la mejor experiencia de mi vida.
El odio que le tenia a esa persona es inversamente proporcional al odio que le tengo ahora, pero directamente proporcional a lo feliz que me hace ahora.
He aprendido una bonita lección, que del amor al odio hay un paso, y que no todos los principios tienen que ser los mejores, para que la historia sea perfecta.